Las abejas del colegio Blackawton (los niños pueden hacer ciencia)

Las abejas del colegio Blackawton (los niños pueden hacer ciencia)

Ayer estaba preparando una charla para el Campus Científico de Verano que organiza la FECYT. El Campus es una actividad pensada para unos 2000 estudiantes jóvenes (de unos 14 a 16 años) a los que, durante una semana, se les permite hacer ciencia en un centro de investigación. Esto puede sonar raro, porque la gente tiende a pensar que hacer investigación de alto nivel exige mucha dedicación y conocimientos (lo cual es cierto), algo que difícilmente se puede hacer en una semana por chavales (lo cual es falso).

Si bien la Ciencia, tal y como la conocemos, es un proceso considerablemente lento y bastante especializado, la curiosidad no es patrimonio exclusivo de los científicos, y todo el mundo puede hacer ciencia si se lo propone. Ésta era una idea que quería transmitirles a nuestros próximos visitantes al laboratorio, y estaba buscando un buen ejemplo de ello… cuando recordé el caso de las abejas del colegio Blackawton. Como creo que no mucha gente conoce esta bonita historia de ciencia la traigo al blog a pesar de que tiene ya algunos años.

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Puzzle para abejas simulando flores

Veréis, Blackawton es una ciudad del Reino Unido que, como tantas otras tiene un colegio. Uno de los profesores de ese colegio tuvo la idea de que sus alumnos, ¡de entre 8 y 10 años!, hicieran ciencia. El proyecto quería despertar su interés por la observación pero buscaba además que ellos llevaran el peso del trabajo, y que hicieran ciencia de principio a fin. Es decir, los alumnos tenían que pensar en una pregunta que quisieran responder y que nadie hubiera respondido ya, después planear un experimento para responder esa pregunta, realizar las medidas y, lo mejor de todo… tenían que dar a concer ese resultado a la comunidad científica.

¿Qué pregunta te harías tú si tuvieras 10 años? Ellos la tuvieron muy clara: querían saber si los animales pueden pensar (al estilo de los humanos). Y puestos a elegir un animal al que no se le supone un parecido especial a los seres humanos decidieron averiguar si las abejas pueden pensar. Era una pregunta perfectamente lícita, con la originalidad propia de unos niños. Pero ahora tocaba idear un experimento.

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Visitas de abejas a las flores virtuales diseñadas por los alumnos

Ellos partieron de la base de que alguien es inteligente si puede reconocer patrones diferentes, y les propusieron a las abejas distintos puzzles en forma de colores, imitando flores y untando de agua con azúcar algunos de ellos. Después fueron cambiándoles los patrones, introduciendo nuevos colores, y haciendo pruebas adicionales para saber si las abejas realmente recordaban dónde estaba su recompensa y pensando en las posibles estrategias que estarían siguiendo.

Más aún, no sólo se interesaron por ver si las abejas eran listas, sino que además investigaron si tenían personalidad, es decir, si ciertas abejas tenían preferencia por algunos colores a pesar de ser de la misma especie.

Este estudio era tan original que no se conocía nada similar. Tardaron 4 meses en llevarlo a cabo, pero después de realizarlo quedaba lo más difícil… publicarlo. Los niños lo hicieron a su manera e impusieron sus reglas. Por ejemplo, el artículo tenía que empezar por «Érase una vez…», las figuras estaban pintadas con ceras, etc. Pero lo importante, la ciencia de fondo seguía siendo buena a pesar de eso.

Ahora bien, cualquiera que conozca un poco el mundo de la ciencia sabe que publicar un artículo, por bueno que sea, no es fácil. Así que podéis imaginar que este artículo iba a tenerlo todavía mucho más difícil en un mundo preparado para criticar hasta los mínimos detalles. Tuvieron que luchar mucho para romper las barreras típicas de las revistas científicas, y sólo después de 2 años consiguieron que se publicara en la revista Biology Letters. Para los que queráis leerlo el artículo es el único de acceso libre permanente de la revista y podéis descargarlo aquí. Batió además otros récords: es el artículo publicado por los científicos más jóvenes de la historia, tuvo 30000 descargas el primer día, y hasta la fecha es el segundo más descargado de esa prestigiosa revista.

bees3Su conclusión, por cierto, fue que las abejas pueden resolver puzzles aprendiendo reglas complejas, pero que a veces cometen fallos y que pueden trabajar juntas para resolver esos puzzles. Sin embargo yo prefiero quedarme con esta otra: la ciencia es divertida porque puedes hacer cosas que nadie más ha hecho antes.