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Cuando empezé DayInLab mencioné que mi principal motivación era contar las cosas extraordinarias que suceden en el laboratorio cada día. A veces es una imagen sorprendente en el microscopio electrónico, a veces es el primer espectro de tiempo de vuelo, quizá también una muestra que cambia de color con el tiempo, o una sencilla gota de agua sobre un dispositivo…

Hoy ha ocurrido una de esas cosas extraordinarias, aunque esta vez yo no he sido el protagonista. Y es que en estos últimos cuatro meses he compartido laboratorio con una persona de ésas que no se encuentran todos los días, de ésas que llenan la sala limpia con su ilusión, de ésas que aman la ciencia y disfrutan cada minuto que pasan creciendo muestras o aprendiendo más física. Los días de laboratorio con alguien así no se miden en horas sino en momentos. Momentos de descubrir cómo funciona un equipo, momentos para hablar de cine, momentos para cortar sustratos, momentos para comer palmeras de chocolate cuando ya no se puede pensar más…

Hoy, después de todos esos buenos momentos, mi compi de laboratorio ha defendido su trabajo con el mismo entusiasmo con el que ha luchado todo este tiempo. Lo ha bordado. Ha sido una presentación clara, bonita y dinámica, tan brillante como ella. Ha respondido a todo, con la seguridad de una persona que se ha empapado de ciencia por gusto. Hoy no necesito explicaros nada, no hay conceptos o experimentos o viajes: sencillamente hoy lo extraordinario ha sido ella, y por eso esta entrada es para ella.

MAYTE01

Nuestra primera muestra <3

Para mí serás siempre un 10.