¿Aprenderemos del coronavirus?

¿Aprenderemos del coronavirus?

La crisis del coronavirus está dando mucho juego para todo: humor, críticas, sorpresas, estadísticas, sensacionalismo… Pero como todas las crisis, el coronavirus nos ofrece una gran oportunidad de evaluarnos como especie, de saber cómo respondemos individual y colectivamente a una amenaza. Me ha parecido especialmente brillante la forma de comparar nuestra forma de ser de Nathaniel Stinnett, porque podemos ser muy irracionales cuando nos ponemos. Los científicos llevan décadas advirtiendo del cambio climático sin que la gente reaccione, pero un virus mezclado con horas de televisión… y el miedo se apodera de nosotros.

No estoy aquí para opinar sobre lo que pasará con la pandemia pues, como el entrenador del Liverpool (que me ha devuelto la fe en la humanidad), no me gusta que se considere valiosa la opinión de gente que no es experta. Pero si estoy hoy escribiendo estas líneas es porque, como científico, me gustaría hacer una reflexión sobre nuestra actitud. Porque no deja de sorprenderme nuestra actitud de invocar a la ciencia ahora. Ahora pedimos médicos, inmunólogos, y biólogos moleculares. Ahora queremos comités expertos para la crisis. Ahora pedimos buenos hospitales y vacunas… ¡Vacunas! ¿En serio?

¿Alguien se ha parado a pensar siquiera en la cantidad de tiempo y recursos que supone eso? ¿Habéis visto en la televisión a algún científico explicando lo difícil que es? ¿Tenéis idea de lo que supone investigar algo tan complejo en un laboratorio? La ciencia no es como la danza de la lluvia, no se puede hacer de un día para otro. No se puede lograr tras años, si no décadas, de abandono. Por mucho dinero que se quiera inyectar ahora, el tiempo no se puede comprar. Como investigador tengo muy claro que la ciencia es el único paraguas que tenemos para protegernos del futuro, pero no estoy seguro de que sirva para protegernos de nosotros mismos. Porque no aprendemos. No aprendemos que para que la ciencia funcione no basta con invertir, hay que gastar. No aprendemos que la investigación exitosa está hecha de fallos, fallos que tienen que cometerse con mucha antelación para que sirvan a la sociedad.

Así que ésta es la única reflexión que quiero dejar en el blog: ¿aprenderemos del coronavirus a apreciar como se merece la ciencia? Estaría bien, pero me declaro escéptico… Nos llamamos Sapiens, ¡ojalá algún día actuemos como tales!

@DayInLab