Acabo de ver el documental «The most unknown» (2018). Había oído hablar de él hace tiempo y sembró la curiosidad en mí porque la idea era prometedora: organizar una cadena de conexiones entre científicos de campos diversos sobre lo más desconocido de cada área.

La cadena de científicos empieza con una microbióloga estadounidense que va al encuentro de un físico italiano. El físico visita a un psicólogo belga, éste a un astrobiólogo… Y así seguimos la ronda con una astrofísica, una geobióloga, un físico más, un neurocientífico y otra psicóloga cognitiva. El documental es muy estético, de calidad, y con algunos sitios icónicos como el laboratorio del Gran Sasso de Italia, el telescopio del observatorio W.M. Keck en Hawai, el buque del Caltech para estudios submarinos, o el mejor reloj atómico del mundo (NIST). Sin embargo, no es un documental de ciencia al uso, sino más bien un documental sobre los científicos y cómo ven los límites del descubrimiento.

Aunque creo que se ha desaprovechado el formato (por ejemplo, echo de menos una reunión de todos los científicos del documental para comentar lo aprendido), el documental tiene sus partes interesantes. En mi caso, las partes sobre psicología y neurociencia me han parecido las más atractivas, sobre todo cuando se discute el fenómeno del tiempo y cómo se estudia. Pero lo mejor de todo es cuando los científicos discuten entre ellos, un ejercicio que deberíamos practicar mucho más. Cuando eso pasa en este curioso experimento, parece claro que no tenemos ni idea y que el proceso del descubrimiento está lleno de incertidumbre.

De hecho, de todo lo dicho me quedo con un comentario sobre la limitación intrínseca de la ciencia:

Incluso si tuviéramos los ordenadores más rápidos y toda la tecnología disponible, todavía habría algunas cosas que desafiarían  nuestra comprensión para siempre, porque los humanos estamos limitados cognitivamente. De la misma manera que si fueras una rana, no importa la ayuda que te prestáramos, no podrías entender la mecánica cuántica… porque sigues siendo una rana. (Anil Seth)

No creo que sea un documental que os cambie la vida, pero si tenéis oportunidad, es una buena compañía para las palomitas y el pijama.

@DayInLab