Abriendo cajas fuertes como Feynman

Abriendo cajas fuertes como Feynman

El mes pasado tuvimos que abrir una de las cajas fuertes del laboratorio. Tenemos dos: en una almacenamos las fuentes radiactivas, en la otra guardamos tesoros… literalmente. Solemos guardar piezas de museo, artísticas o arqueológicas, que traen para ser medidas en el acelerador. Pues bien, ésta es la historia de cómo abrimos la caja y de cómo la seguridad no suele ser el punto fuerte de los científicos.

Antes de nada, y por si alguien no lo sabe, el científico revientacajas más célebre es Richard Feynman. En su libro ¿Está usted de broma, Sr. Feynman? cuenta cómo le encantaba saltarse la seguridad en Los Álamos mientras trabajaba para el proyecto Manhattan de la bomba atómica. A menudo iba por los despachos intentando sacar la combinación de los archivadores por fuerza bruta (probando todas las combinaciones con algún truco extra). Pero una de sus historias más reveladoras sobre cómo somos los científicos ocurrió con su amigo Frederic de Hoffman, un físico nuclear que estaba en el área de desclasificación.

Feynman se coló en su despacho y se puso manos a la obra para abrir los archivadores. El primer truco de manual para abrir una caja fuerte es mirar los papeles de la secretaria. Resulta que la secretaria en efecto tenía muchos papeles sobre el escritorio. Feynman descubrió que en la esquina de una hoja destacaba una letra griega: π = 3.14159. No hace falta que os diga lo pi-rados que estamos los científicos por las constantes universales. Así que Richard lo tenía claro: la única razón para que una secretaria tenga el valor de π apuntado es que fuera la clave. Probó 31-41-59, pero no funcionó. Luego 59-41-31. Nada. Otro intento al revés: 95-14-13… No. Feynman lo iba a dejar, pero siguió usando su método psicológico. Pensó: realmente Hoffman es el tipo de persona que sí usaría una constante matemática como contraseña. Volvió al archivador y puso 27-18-28. ¡CLICK! Se abrió instantáneamente. La clave era el número e=2.71828… Todos los secretos de la bomba atómica protegidos por la constante de Euler.

Feynman y Oppenheimer en Los Álamos (entre 1943 y 1946). [Fuente: Wikipedia]

Ahora que ya sabéis cómo somos los científicos poniendo contraseñas volvamos a mi laboratorio. Resulta que el experimento que íbamos a hacer involucraba material de alto valor arqueológico. Dejadme que sea deliberadamente ambiguo sobre esto por ahora (prometo contar el experimento cuando esté desclasificado =), pero para que os hagáis una idea del nivel que se puede alcanzar os dejo una foto de ejemplo.

Figura de oro del tesoro Quimbaya medido en el acelerador.

La razón para tener una caja fuerte como la nuestra, con unos 15 cm de espesor de puerta y con dos mecanismos de apertura diferentes, es que los museos se ahorran mucho dinero. Veréis, el valor de una pieza de museo suele ser incalculable, pero su seguro no lo es. Cuando se mueve una pieza de arte los seguros pueden ser millonarios, y se calculan por horas. A menudo vienen custodiados por la policía. Así que el hecho de poder brindar seguridad en nuestra instalación para esas piezas ahorra mucho dinero en experimentos que llevan días. Aunque en nuestro caso no había seguro (no son piezas expuestas), sin duda queríamos hacer uso de la caja fuerte para nuestro «tesoro». ¿Problema?: nadie sabía la contraseña.

Hacía muchos años que la caja no se usaba y la gente que conocía la contraseña había sido asesinada. Bueno no, eso es broma. Sencillamente esas personas ya no están en el laboratorio. El caso es que no podíamos abrirla, y aunque me diviertan mucho los juegos al estilo Feynman yo no me sentía con la autoridad de ponerme a reventar combinaciones. De hecho, esta caja fuerte se bloquea con varios intentos fallidos así que la fuerza bruta no era una opción.

Captcha matemático para probar que eres humano. ¿Pasarías el test?

En vez de eso decidimos encontrar el manual, buscar la llave de seguridad, y mandar algunos correos para averiguar más. Finalmente conseguimos dar con la clave, que se mandó por Whatsapp en un modo captcha bastante raro, para evitar a los «espías» de la aplicación. Al final de todo el proceso… ¿sabéis que es lo mejor? [SILENCIO DE SUSPENSE] ¡Era una constante física!

Está claro, visto lo visto, que quizá los científicos seamos las peores personas del mundo para guardar una contraseña…

Una buena contraseña científica.

@DayInLab