
Espionaje científico en el laboratorio
Un artículo de la colaboradora Bea*
Todos hemos visto historias de espías en las películas, pero casi nadie las ha vivido. Hace un par de años llegó un aviso generalizado a nuestra universidad advirtiendo del creciente problema del espionaje chino en los laboratorios de investigación. Desde entonces yo no he encontrado ningún problema de ese tipo, pero este verano mi amiga Bea me contó un caso que había pasado en su propio laboratorio, así que le pedí el favor de que escribiera una entrada para el blog. Para preservar la identidad de los participantes se han cambiado sus nombres (aunque no sus nacionalidades), pero la historia es totalmente verídica. Espero que sirva para alertar a algunos de mis lectores. Aquí está su relato.
Para poner en contexto a los lectores del blog yo me encuentro actualmente realizando una tesis doctoral en un laboratorio de química teórica en París, en una universidad no muy grande, pero con bastante “prestigio” (lo que sea que signifique eso). Al encontrarnos en el mes de julio, en un país en el que hay 42 días de vacaciones al año, no había casi nadie en el laboratorio. Los únicos rezagados eran: Juan (español), Andrea (italiano), Patil (india) y Shan (china), que son doctorandos y post-docs. De los investigadores principales sólo quedaba Pierre (francés).

París, la ciudad del amor (y también de los espías)
Los doctorandos y post-docs estaban comiendo tranquilamente, como un jueves normal, cuando Shan se levanta de la mesa diciendo que tiene que ir a buscar a un estudiante de instituto chino que viene a hacer una visita al laboratorio. En principio todo normal, porque suelen venir muchos alumnos de instituto a visitar las instalaciones y hablar con nosotros para descubrir de qué va la profesión de investigador. Lo raro empieza cuando Shan, 10 minutos más tarde, vuelve a la mesa diciendo que ha dejado al estudiante en el despacho trabajando, mientras ella acaba de comer. Los doctorandos se quedan un poco extrañados porque hombre, no dejas a un chaval de 16 años solo en un sitio que no conoce, pero como ella actuó con normalidad, pues se olvidó el asunto.
Más adelante, Shan les pide a Juan, Andrea y Patil si podían hacerle una presentación de sus investigaciones al estudiante chino, y aceptaron sin pensárselo mucho porque también es algo muy común en el grupo. Después de comer, se van a la sala de reuniones con sus ordenadores y empiezan a hablar de sus temas: Juan habla de modelizar aerosoles usando machine learning, Andrea habla de modelizar magma volcánico usando DFT y Patil habla de su colaboración con una farmacéutica para trabajar en drugdiscovery con métodos de aprendizaje automático.
Todo son presentaciones muy genéricas. Sin embargo, el estudiante empieza a hacer preguntas muy intrincadas y bastante pertinentes sobre sus diferentes temas de investigación, lo que es muy sorprendente en un estudiante de instituto, y además les obliga a indagar en el tema y enseñarle algunos resultados que estaban obteniendo y posibles caminos a seguir. Durante la reunión, el estudiante les dijo que venía desde China a hacer unas prácticas en el laboratorio de microfluídica con un investigador chino bastante conocido y que por eso se encontraba ahí, y que Shan simplemente le estaba paseando por todos los laboratorios del Departamento de química.

Laboratorio de los Curie en París
Al acabar la reunión, Juan y Andrea se van a tomar un café, discutiendo principalmente sobre cuánto sabía ese estudiante de 16 años de química, métodos de machine learning, bioquímica y métodos ab-initio, y estuvieron especulando si el chico vendría de un instituto de élite chino o algo así, porque aquello no era normal. Aparte, a ambos les llamó la atención la edad del chico, porque físicamente parecía rondar más los 25 que los 16. Todo esto lo decían con curiosidad y admiración, pero no le dieron más importancia. Al cabo de unos minutos, llega Pierre, el investigador más senior, para la pausa del café, y Juan y Andrea le cuentan toda la historia. El diálogo entre ellos fue tal que así:
– Doctorandos: cuentan toda la historia
– Pierre: Pero… el estudiante ha estado por la mañana en un despacho solo. No llegó a la hora de comer.
– Doctorandos: Eso no es lo que nos contó Shan…
– Pierre: ¿Y qué hace aquí? ¿Quién le ha dado permiso?
– Doctorandos: El chico está haciendo unas prácticas en el laboratorio de microfluídica, con el Profesor X. Fue Shan quien le fue a buscar.
– Pierre: Ah, ok. Bueno, os veo luego.
Total, que Pierre se va, y cada uno vuelve a su mesa a trabajar. Minutos más tarde, llega Pierre de nuevo, blanco como la nieve, diciendo que quiere hablar con ellos. Resulta que ese estudiante NO estaba haciendo prácticas con ese profesor, y además el Profesor en cuestión le dijo (me imagino que con conocimiento de lo que se cuaja en su país) que ni de broma le dejaran salir, porque muy probablemente era un espía chino. Y aquí empieza el caos.

Pases de seguridad de personal de Los Álamos durante el Proyecto Manhattan. Entre ellos el de un espía reconocido. (¿Sabéis cuál?). Obtenido de Historic Badges
Vienen los de seguridad y ciberseguridad de la universidad y más tarde los del SGDSN (el servicio de inteligencia francés). Les interrogan a cada uno en habitaciones separadas para preguntarles qué han compartido, qué han dicho, si han dejado llaves u ordenadores encendidos cerca suyo, etc. El problema principal es que nuestros ordenadores tienen acceso a los clústeres de computación nacionales, y el chico había estado toda la mañana solo en un despacho con casi todos los ordenadores del grupo a su disposición (el mío por suerte no, benditos portátiles).

Principales clústeres de computación del mundo, entre los que se encuentra la región de París. Fuente: Nader Sabry
De aquí surgió una avalancha de varios problemas gordos:
1. Patil trabaja para una farmacéutica francesa, por lo que la posible “fuga de información” no afecta sólo al ámbito público y a Patil se le puede caer el pelo. No sólo eso, sino que la pobre está en espera de tramitación de su permiso de residencia (ser de la India en Francia no es fácil), por lo que tener problemas con la policía o la agencia de inteligencia no es lo ideal.
2. El chico chino tenía información de varias líneas de investigación del grupo y realmente no se sabía qué había estado haciendo, ni dónde había estado, porque nadie lo vigilaba. Se demostró más adelante que su pasaporte era falso.
3. Se descubrió que Shan llevaba en contacto con una tal “Madame Yu” desde hacía más de un año, que la mintió diciendo que estaba participando en un proyecto de intercambio China-Francia. Resulta que no sólo le pedía que enviara información del laboratorio “para los posibles futuros estudiantes”, sino que le pagaba 2000 €/semana para acoger y guiar a eso nuevos “estudiantes” chinos que venían de intercambio a la universidad. Por lo tanto, llevaba habiendo una fuga de información más de un año. Al interrogarla, Shan no entendía nada y no paraba de llorar diciendo que ella creía que estaba participando en un intercambio de estudiantes normal.

Mata Hari, una de las espías más famosas que operaba en París en la primera guerra mundial.
4. Se desata una batalla campal en el grupo de laboratorio. Un sector (mayoritario) quiere despedir inmediatamente a Shan, creyendo que también es una espía, y otro sector opina que la chica, muchas luces no tiene, pero que fue engañada y despedirla sería injusto, y proponen tenerla en vigilancia. A todo esto, se le suma que, si se demuestra que fue pagada, el despido sería fulminante porque nuestros contratos señalan muy claramente en la cláusula de exclusividad que no podemos recibir dinero extra de instituciones o empresas externas.
5. Al director de Shan, un investigador senior italiano, también se le cayó el pelo porque Shan pudo estar tan tranquila trayendo a gente varias veces al laboratorio sin supervisión, ya que él teletrabajaba mucho desde Alemania, donde vive su familia. Siendo su única doctoranda, el CNRS (el equivalente francés del Consejo superior de investigaciones científicas) considera que ha habido negligencia por su parte y los otros investigadores del grupo están también cabreados con él.

Diseño original de la bomba atómica Fat Man. (Fuente: Los Alamos Nat. Lab.)
Total, que ahora mismo hay un mal rollo increíble en el grupo porque todo el mundo se siente expuesto y nadie confía ni le habla a Shan. En unos días vuelvo a París, y descubriré cuál ha sido el desenlace de esta intrépida historia de espías, traiciones y fructíferas conversaciones delante de la cafetera.
Sólo como dato: en mi pequeña universidad se descubrieron en los últimos 3 meses otros 2 casos de espionaje chino, y ha habido múltiples robos de memorias externas y ordenadores. Yo no sé si es que trabajo en el Bronx, si la seguridad en mi universidad es de risa o que es un problema mucho más presente de lo que nos pensamos. Hace poco hubo un ciberataque masivo a otra universidad parisina que conllevó el robo íntegro de todos los datos bancarios y personales de todo el personal. Desde luego, da que pensar.
@DayInLab
*Bea es real y está graduada en Química pero, como nunca se sabe quién puede estar leyendo esto, hemos preferido no dar más información sobre ella.