Sapiens: de animales a dioses

Sapiens: de animales a dioses

Un nuevo artículo del colaborador David García González

Os dejo por aquí una reseña de un libro que he revisitado recientemente porque lo propuse para leerlo en un mini-grupo de lectura que tenemos en el trabajo. Se trata de “Sapiens: de animales a dioses” del autor Yuval Noah Harari. Dado que ya lleva un tiempo en las librerías y ha sido un libro con bastante repercusión mediática, es posible que alguno de vosotros ya lo haya leído o, al menos, haya oído hablar de él.

El libro se cruzó en mi camino por casualidad cuando haciendo zapping por la televisión vi que debatían sobre el mismo en el programa Millenium de TVE2, que os dejo al final de la entrada. Me interesó mucho los temas que se abordaban y cómo se abordaban por lo que terminé por comprármelo unos meses después.

Como bien señala el subtítulo del libro, se trata de una breve historia de la humanidad. Ahora bien, no es un relato al uso, en el que de una forma cronológica se describan los acontecimientos e hitos de nuestra historia sobre el planeta, sino que se trata más bien de un ensayo, en el que el autor, tomando un poco de distancia, intenta proporcionar una visión global y estructurada sobre los últimos 70.000 años de existencia de esa especie que somos nosotros, el Homo sapiens, analizando sobre todo los cómo y los porqué de los acontecimientos acaecidos.

El valor del libro reside, en mi opinión, en que, con un relato ameno y bien hilvanado, se abarcan los grandes temas que han definido nuestra historia como especie, desde su nacimiento hace más de 70.000 años en la sabana africana hasta su posible desaparición en los albores del siglo XXI. El libro consta de algo menos de 500 páginas a lo largo de las cuales podréis disfrutar de un ambicioso ensayo sobre nuestra historia como especie, contada de una forma tal que puede serviros de punto de partida tanto para la reflexión personal como para el debate con amigos y conocidos.

Si todavía no lo habéis leído, considero que es un libro altamente recomendable. ¡Qué lo disfrutéis!

  • La revolución cognitiva

Manos de hace 27000 años en la cueva de Gargas (Francia). La cultura y arte demuestran que la revolución cognitiva ya había ocurrido.

Si los neandertales hubieran sobrevivido, ¿continuaríamos pensado que somos una criatura especial? Quizás este sea precisamente el motivo por el que nuestros antepasados borraron a los neandertales de la faz de la Tierra. Eran demasiado parecidos para ignorarlos y, sin embargo, demasiado distintos como para tolerarlos.

Harari nos sitúa al inicio del libro en la primera de las tres grandes revoluciones que han dado forma al mundo tal y como hoy lo conocemos. La fecha aproximada es la del año 70.000 a.C., en lo que se podría considerar el comienzo del Homo sapiens en su versión evolutiva actual, esto es, nosotros.

El autor trata de responder a la pregunta de cómo y por qué, aproximadamente en estas fechas, nuestra especie pasó de ser un insignificante animal como otro cualquiera a ocupar el primer puesto en la cadena alimenticia. ¿Qué es lo que nos distingue del resto de los animales? ¿Somos realmente tan especiales? ¿Qué es lo que nos hace serlo? ¿En qué consistió realmente ese salto? ¿Nos separó del resto de los animales? ¿Cómo era la vida de aquellos primeros Homo sapiens? ¿Cuáles fueron las consecuencias sobre el ecosistema de aquella primera revolución?

Las respuestas a estas preguntas no son sencillas y algunas de ellas siguen esencialmente abiertas a la discusión de los científicos. No obstante, la explicación que propone el autor del libro en estos primeros capítulos, que el éxito del Homo sapiens como especie reside en la capacidad que tenemos de crear y creer en realidades imaginadas por nosotros mismos, las ficciones, es muy interesante y constituye la idea vertebradora del mismo, una idea que veremos aparecer de forma recurrente en capítulos posteriores.

Desde la revolución cognitiva el Homo Sapiens ha estado viviendo en una realidad dual. Por un lado, la realidad objetiva de ríos, árboles y leones y, por el otro lado, la realidad imaginaria de dioses, naciones y empresas. Con el transcurrir de los tiempos esa realidad imaginaria ha ido tomando cada vez más peso hasta el punto de que, hoy en día, la supervivencia de esos ríos, árboles y leones está en manos de la buena voluntad de entidades imaginarias tales como los Estados Unidos de América o Google.

  • La revolución agrícola

Las primeras ciudades, representantes de la transformación hacia el sedentarismo, posible gracias a la revolución agrícola y al control de animales y plantas.

La diferencia entre el éxito de la especie y el sufrimiento del individuo es quizás la lección más importante que podemos extraer de la revolución agrícola. Cuando se trata del estudio de plantas tales como el trigo y el maíz, puede que una perspectiva puramente evolutiva tenga sentido. Sin embargo, en el caso de los animales, tales como vacas, ovejas o el propio Homo Sapiens, hay que tener en cuenta como el éxito evolutivo se traduce en la experiencia del individuo.

La vida del Homo Sapiens fue la de un cazador-recolector hasta hace aproximadamente 10.000 años cuando, por alguna razón, comenzó a dedicar casi todo su tiempo y esfuerzos a manipular las vidas de algunas especies de animales y plantas.

Harari se plantea en esta parte del libro cómo y por qué se produjo esta transición en nuestro estilo de vida y cuáles fueron sus consecuencias. ¿Constituyó esta revolución un avance o un retroceso para los individuos que vivieron esta transición? ¿Y para los animales domésticos? A este respecto os puedo adelantar que el autor considera que esta revolución agrícola constituyó el mayor fraude de la historia. Tendréis que leer el libro si queréis saber por qué. ¿Qué consecuencias demográficas, económicas, sociales y psicológicas tuvo esta transición de la vida nómada del cazador-recolector a la vida sedentaria del agricultor-ganadero? ¿Cómo es posible que cientos, miles, cientos de miles e incluso millones de personas se pusieran de acuerdo para vivir juntos formando pueblos, ciudades, reinos e imperios si biológicamente no hubo tiempo para tal adaptación?

La socialización en grandes grupos empieza por la capacidad de controlar los recursos.

La respuesta está de nuevo en nuestra capacidad para imaginarnos y creer en un orden político que sustente la cooperación entre los individuos que forman parte del mismo. ¿Qué características tiene esos órdenes políticos? ¿Son neutrales? ¿Son justos? ¿O por el contrario favorecen el establecimiento de jerarquías entre los individuos que lo integran? En este punto el autor analiza el fenómeno de la discriminación (por raza, por sexo, etc.) que ha permitido durante mucho tiempo que determinadas clases sociales mantuvieran sus privilegios frente a las clases discriminadas.

¿Cómo se puede distinguir entre lo que está biológicamente determinado y lo que la gente trata de justificar a través de los mitos biológicos? Una regla simple es la siguiente: ‘La biología permite, la cultura prohíbe’. […] La cultura suele argumentar que sólo prohíbe aquello que es antinatural. Sin embargo, desde un punto de vista biológico, nada es antinatural. Todo lo que es posible es también, por definición, natural.

  • La unificación de la humanidad

El dinero, unificador cultural de la humanidad.

Sea como fuere, el dinero es también una de las expresiones máximas de la tolerancia humana. […] El dinero es el único sistema de confianza creado por el ser humano que puede salvar casi cualquier obstáculo cultural y que no discrimina por cuestiones religiosas, ni por sexo, raza, edad u orientación sexual.

En esta tercera parte del libro el autor reflexiona sobre el curso de la historia tras la revolución agrícola. De acuerdo con Harari, esta revolución provocó la aparición de sociedades cada vez más grandes y más complejas sostenidas a su vez por constructos imaginarios cada vez más elaborados. Estos mitos y ficciones actúan como instintos artificiales que permiten que millones de personas desconocidas cooperen de forma efectiva. A esta red de instintos artificiales la nominamos cultura.

¿Cómo evolucionan estas culturas? ¿Sigue la historia alguna dirección en particular? La respuesta parece ser afirmativa. Según el autor, durante los últimos milenios culturas pequeñas y simples han ido integrándose en civilizaciones cada vez más grandes y complejas hasta el punto de que, hoy en día, casi todos los seres humanos comparten el mismo sistema geopolítico, el mismo sistema económico, el mismo sistema legal y el mismo paradigma científico.

¿Cómo se ha producido esta globalización? Aunque el autor no habla en este caso de una revolución a la altura de las otras tres que explícitamente sí se nombran en el libro (la cognitiva, la agrícola y la científica), resulta que aproximadamente hace unos 3.000 años surgieron tres órdenes imaginarios con vocación universalista. Los seguidores de estos tres órdenes visualizaron, por primera vez en la historia, el mundo en su conjunto y a toda la raza humana como una única unidad gobernada por un único conjunto de leyes. En lugar de “ellos” y “nosotros”, todos seríamos “nosotros”, al menos en teoría.

La historia, como la justicia, es ciega.

¿Cuáles son estos órdenes con vocación universal? ¿Cómo surgieron? ¿Cómo funcionan? Os adelantaré aquí sólo la respuesta a la primera de las preguntas. Se trata de: el dinero, el imperialismo y la religión.

Finalmente, el autor termina esta tercera parte con un último capítulo en el que reflexiona acerca de la inevitabilidad de la historia. En él afirma que, retrospectivamente la transición desde un mundo habitado por muchas y pequeñas culturas a un número inferior de grandes culturas y finalmente a una sola cultura global parece inevitable, esto no significa que el resultado final al que hemos llegado tuviera que ser el tipo de sociedad global en el que vivimos en la actualidad. Destaca el autor dos ideas en este capítulo: que la historia no es determinista, aunque la falacia de la retrospectiva nos lo haga parecer así, y que la historia es ciega, esto es, no persigue ningún fin en concreto.

Dado que todos los órdenes y jerarquías sociales son imaginarios, dichas estructuras son muy frágiles, y tanto más frágiles cuanto más grande es la sociedad en cuestión. El papel crucial de la religión en la historia ha sido el de dar una legitimidad sobrehumana a estas frágiles estructuras. Las religiones sostienen que nuestras leyes no son el resultado del capricho humano sino que es el resultado de un orden establecido por una autoridad suprema y absoluta. Esto permite situar al menos algunas leyes fundamentales más allá de cualquier cuestionamiento asegurando, por tanto, la estabilidad social.

  • La revolución científica

El descubrimiento de América, uno de los puntos de inflexión en la historia de la Humanidad.

Vivimos en una época tecnológica. Muchos están convencidos de que la ciencia y la tecnología tienen las respuestas a todos nuestros problemas. […] Sin embargo, la ciencia no es una empresa que tenga lugar en un plano moral o espiritual superior al resto de cualquier otra actividad humana. Como en otras partes de nuestra cultura, la ciencia está influida y condicionada por intereses económicos, políticos y religiosos.

Se llega así a los últimos 500 años de nuestra historia. Estos han supuesto un incremento extraordinario y sin precedentes en nuestras capacidades y habilidades. A este proceso histórico cuyo inicio puede situarse en el descubrimiento de Ámerica en 1492 y cuyo clímax podría situarse, según el autor, a las 05:29:45 del 16 de junio de 1945, cuando fue detonada la primera bomba atómica de la historia en Alamogordo (Nuevo México), es a lo que denominamos revolución científica. ¿Por qué se produjo esta revolución? ¿En qué consistió? ¿Cuáles fueron sus consecuencias? ¿Cuál es la relación entre la ciencia y el ideal de progreso?

La revolución científica se forjó, de acuerdo con el autor, sobre un descubrimiento esencial: nuestra propia ignorancia. Fue esa predisposición a admitir que no lo sabemos todo junto con la idea de que es posible obtener nuevos conocimientos partiendo de la observación y del empleo de herramientas matemáticas y junto con el hecho de que estos nuevos conocimientos permitían el desarrollo de nuevas tecnologías que a su vez proporcionaban más poder, lo que condujo a esta revolución que aún continúa hoy en día.

Explosión de la primera bomba atómica (Trinity) en 1945. La humanidad aprovecha el poder del átomo en el apogeo de la revolución científica.

Tras dicho análisis el autor se plantea otra pregunta importante: ¿es la ciencia una actividad que tiene lugar o se sitúa en un plano moral superior al del resto de actividades humanas? A lo que sigue una respuesta negativa. Como en cualquier otra actividad humana la ciencia está influida y es moldeada por intereses políticos, económicos y religiosos. Los vínculos históricos entre la ciencia y la política (el imperialismo) y la ciencia y la economía (el capitalismo) se analizan en sendos capítulos de esta última parte del libro. Ambos son muy interesantes tanto por el enfoque y las reflexiones que hace el autor como por el sucinto resumen histórico que se hace de los imperios y del capitalismo.

La ética del consumismo: el resultado de la revolución industrial.

Se llega entonces al tema de la energía y de las materias primas y a como la obtención de ingentes cantidades de una y otras a precios muy baratos propiciaron la revolución industrial y, como consecuencia de ella, una explosión en la productividad humana. El autor considera que la revolución industrial fue primordialmente una revolución agrícola, la segunda revolución agrícola, en la que plantas y animales han sido también mecanizados junto con el resto de procesos industriales. Esta revolución industrial en la agricultura fue la que permitió la revolución industrial urbana, al liberar un creciente número de manos y cabezas de los trabajos del campo para trabajar en las fábricas y las oficinas. El resultado ha sido una avalancha sin precedentes de productos que alguien tiene que comprar. Se hace necesario una nueva ética: la ética del consumismo.

El autor analiza aquí también otros cambios sociales significativos que se han producido como consecuencia de esta revolución industrial. Entre ellos destacan la desaparición de la familia y las comunidades familiares como eje vertebrador de las sociedades y la liberación del individuo. Resulta interesante aquí la reflexión que se hace acerca de la paternidad y la maternidad de este individualismo. También resulta de interés la reflexión acerca del pequeño y decreciente papel que juega hoy en día en la sociedad la familia, así como la forma en que estado y mercado ha sustituido el papel identitario y de pertenencia que desempeñaban las comunidades familiares creando para ello identidades imaginarias tales como la nación o los grupos de consumo.

¿Cuál es el nuevo paso del Sapiens?

Con todo esto se llega a una pregunta clave. Hemos recorrido un largo camino desde que salimos de la sabana africana hace más de 70.000 años pero, ¿somos más felices? Por supuesto lo primero es definir qué es la felicidad y lo segundo ver si se puede medir. Además, está el problema de establecer comparaciones a través del tiempo. No es, desde luego, una pregunta fácil. No obstante, merece la pena leer las páginas dedicadas a este tema.

Por último, el autor cierra el libro dedicando un capítulo a un tema un poco impactante pero que, bien pensado no debería sorprendernos tanto: el fin del Homo sapiens. Y es que, según el autor, existen sólidas razones para pensar que el fin de nuestra especie podría estar muy próximo. ¿Por qué? Os lo diré una última vez, leed el libro.

Habiéndonos erigidos dioses y con tan sólo las leyes de la física para hacernos compañía no tenemos que dar explicaciones a nadie. […] Pero ¿hay algo más peligroso que unos dioses irresponsables e insatisfechos que no saben lo que quieren?


 

P.D.: Para aquellos que queráis leer Sapiens en inglés lo podéis encontrar gratis aquí.