Una nueva forma de pensar (design thinking)

Una nueva forma de pensar (design thinking)

Esta semana he acabado un curso que me ha abierto nuevas perspectivas sobre la manera que tenemos de resolver problemas. Lo llaman «Design thinking», porque es un método inspirado en la manera de trabajar de los creativos en el campo del diseño, aunque se empezó a desarrollar en la Universidad de Stanford ya hace muchos años… Me he decidido a hacer una entrada sobre él porque creo que puede ayudar a los que, como yo, no lo conocíais.

Para ser sinceros que un curso lleve un título en inglés no parece un buen comienzo. Tiendo a pensar que cualquier cosa con nombre inglés quiere venderse como algo mejor de lo que es. El mayor ejemplo que conozco de esto es el «coaching», algo por lo que muchos cobran montañas de dinero, pero que el 90% de las veces es palabrería. Pero bueno, le di un voto de confianza a este curso porque su apellido sí me resultaba muy atractivo: solución creativa de problemas. La creatividad me interesa mucho porque es fundamental en la vida de un científico. De hecho, recuerdo a menudo que cuando estaba en Lisboa mi jefa Katharina me dijo:

Creo que lo más importante para ser un buen científico es tener buenas ideas.

Pero a veces buscamos tan rápido las respuestas correctas que nos dejamos por el camino las buenas ideas. No nos damos margen para la improvisación, el pensamiento lateral, o las locuras. Nos hemos olvidado ya de los elefantes comidos por la boa. Ya sólo vemos sombreros.

La boa que se comió al elefante de «El principito». O el sombrero, si ya has perdido al niño que llevas dentro.

Y es que los humanos tenemos una tendencia a resolver los problemas de forma lineal y convergente. Sin embargo, eso sólo funciona bien cuando la solución es única y el problema está claramente definido. En ciencia lo normal es lo contrario. La respuesta nunca es simple (rara vez única) y, lo que es peor, la pregunta no suele estar bien planteada. Así que definivamente un método para dar con la solución en esos casos puede ser verdaderamente útil. ¿Cómo se aborda un problema así? ¿Cómo podemos ser más creativos?

La resolución de un problema no suele ser nunca lineal.

Quizá os sorprenda, pero al parecer la mejor forma de trabajar con un problema es pegando post-it, o al menos a eso nos hemos dedicado estas dos semanas =D. Para que no suene frívolo diré que los post-it no son más que una herramienta que cumple bien una función mental: lanzar ideas y organizarlas. Y es que lo fundamental en un problema abierto e impreciso es encontrar un método que permita la incertidumbre, que la abrace y la aproveche. Una analogía que me pareció muy acertada por parte de Natxo (nuestro profe) fue la del explorador perdido en una selva.

Por mucho que tengas una brújula no se te ocurriría salir de una selva siguiendo siempre el rumbo norte.

Pues eso es justo lo que propone este método, permitirte seguir muchos rumbos. Tal y como yo lo veo el «design thinking» no difiere demasiado del método científico, sino que es más bien una reinvención del mismo centrada en la flexibilidad de ideas. De hecho, le veo varias similitudes con el método Lean StartUp para empresas: por ejemplo, la premisa de que lo importante es equivocarse lo antes posible (cuando sale barato). Aunque los nombres cambien de uno a otro, los pasos son similares: la observación (lo que aquí se llama empatía y definición), proponer una hipótesis o solución al problema, elaborar un modelo (el equivalente en diseño es preparar un prototipo), y hacer el experimento para ver si funciona (probarlo en el mundo real). Como no quiero aburriros explicando cada uno, voy a quedarme sólo con el que considero más importante como científico: ¿cómo hacerse la pregunta correcta sobre un problema?

Los 5 pasos del método «Design thinking».

Veréis, cuando se recogen hechos sobre un problema lo normal es pasar por una fase de divergencia, de lluvia de post-it. Al fin y al cabo tener datos es fácil. Incluso en el mundo del diseño, donde se trabaja con los gustos de la gente, se pueden conseguir datos con entrevistas, encuestas, grupos de debate, informes… Lo difícil de verdad es entender los datos correctamente y no influir en ellos. Por eso se usa el término empatía, porque no hay que buscar la solución antes de tiempo. Hay que escuchar sin interpretar ni juzgar.

Si se hace bien, después de un proceso de lluvia de post-it surgen patrones. Y si se hace muy bien surgen patrones libres de prejuicios. No influir en los datos te permite ver patrones ocultos. Dejádme contar esto con un ejemplo del propio curso (espero que a Natxo no le importe). Mirad esta lista de objetos, que juega el papel de un montón de datos.

Un montón de objetos… ¿al azar?

Si ahora os diera una guía, por ejemplo: que estamos buscando objetos con colores similares, ordenarlos os resultaría muy fácil. Seguramente acabaríais con algo de este estilo y, además, estaríais muy contentos por vuestro trabajo bien hecho, orgullosos. Clasificar los datos según un patrón previo es algo que hacemos muy bien, pero… ¿es la mejor forma de ser creativo?

Objetos agrupados por colores (más o menos).

¿Qué pasaría si no os dijera nada? ¿Qué patrones encontraríais? Hacer este ejercicio en grupo es bastante enriquecedor, porque te das cuenta de que tu forma de pensar no es la única y que hay muchas interpretaciones para los mismos hechos. El resultado en ese caso podría ser algo como esto.

Orden de objetos agrupados por lo que sugieren.

Este orden es más abierto porque hemos hecho un esfuerzo por entender los rasgos comunes de los objetos. Por supuesto no está libre de sesgos, pero por lo menos no sigue un orden impuesto a priori. La clave de la empatía está ahí, en liberarte de ataduras y dejar que los datos hablen por sí mismos. Cuando eso pasa es más fácil dar con momentos «¡Eureka!»¿Y no es eso lo que deseamos todos los científicos al final?

Así que ése es el mensaje más fundamental que me llevo de este curso:

Ser creativo significa dejar de ver el mundo como crees que es.

@DayInLab