Gritando en el vacío
Los seres humanos podemos oir sonidos desde los 20 Hz (graves) hasta los 20 kHz (agudos), aunque a medida que envejecemos perdermos una parte significativa de ese rango. Ahora imagina que, por una mutación genética, tus cuerdas vocales fueran diferentes. Imagina que no pudieras emitir ningún sonido en ese espectro y que todos tus intentos de articular y moldear el aire acabaran siempre en infrasonidos, inaudibles para los demás. Que incluso tus gritos más fuertes se extinguirían sin ser escuchados. ¿Cómo te sentirías?
Ayer me encontré con un ejemplo muy llamativo de esto, y en cuanto lo vi me puse triste, y supe que tenía que escribir sobre ello en el blog. Y es que resulta que, desde el año 1989, oceanógrafos del Woods Hole en Estados Unidos han registrado a un animal que vive así.
Es una ballena que emite llamadas de 52 Hz de frecuencia. Las ballenas azules emiten sonidos entre 10 y 39 Hz y las ballenas de aleta emiten sonidos de unos 20 Hz, por lo que la llamada de esa ballena no puede ser respondida y ha sido apodada la ballena más solitaria del mundo.
La voz de esta ballena puede viajar 11000 km en el mar, pero toda esa capacidad no le sirve para encontrar a sus compañeros. Su historia ha sido publicada en muchos medios, pero quizá, como yo, jamás habíais oído hablar de ella. No obstante, hay algo conmovedor en esta ballena, algo que nos hace empatizar inmediatamente y que nos hace sentir pena por ella, sentir la injusticia que supone vivir con una limitación física que te aisla de tu gente. ¡Qué condena tan cruel! Poder hablar, pero nunca ser comprendido.
La realidad es que la ballena de los 52 Hz nunca ha sido avistada. Todo lo que tenemos es su voz, registrada en escasas ocasiones. William Watkins y sus colaboradores llevan más de 12 años de búsqueda. Tampoco se sabe el tipo de ballena que es, y se cree que podría ser una mezcla entre dos especies. Lo que sí sabemos es dónde vive, porque se mueve en la costa oeste de Estados Unidos y Canadá, en el norte del Pacífico.
Hace un par de años, en una de esas combinaciones maravillosas de ciencia y cine, el director Joshua Zeman se propuso hacer un documental para encontrarla. Desgraciadamente las rutas comerciales en esa región del Pacífico tienen un tráfico enorme, lo que dificulta mucho el objetivo de esta expedición de escuchar en silencio. No consiguieron encontrarla, a pesar de poner sondas en algunos ejemplares y desplegar un montón de recursos para lograrlo.
Sin embargo, depués de acabar la expedición y evaluar todos los datos encontraron su grito otra vez. La firma de su voz era clara y estaba en una de las sondas en Los Ángeles. Lo sorprendente es que esta vez, los investigadores encontraron otra señal. A 90 millas de distancia, cerca de San Diego, había otra voz de 52 Hz. La diferencia entre las señales era de unos 10 minutos y los registros eran diferentes. Sólo podía significar una cosa: la nueva voz era otra ballena respondiendo.
Ahora sabemos que la ballena de Watkins no está sola y que alguien, ahí fuera, está escuchándola. Y no se me ocurre un final más bonito para un estudio científico… digno del mejor Hollywood.
@DayInLab
Preciosa historia. Gracias