¿Cum laude?: el tercer lado de la tesis

¿Cum laude?: el tercer lado de la tesis

Una de las entradas que más se leen del blog es Cum Laude: los dos lados de la tesis. En ella os conté cómo se vive el día de defensa de tesis desde dos lados muy diferentes: como doctorando y como miembro del tribunal. Me quedaba sin embargo un tercer lado, que quizá haya pasado desapercibido y que hoy, por primera vez, os puedo relatar. Aquí va cómo se vive la defensa por un director de tesis.

No os preocupéis porque será una entrada breve, ya que en realidad la principal misión del director el día de la defensa, o eso creo yo, es la de pasar desapercibido. Y es que el trabajo del director ese día debería reflejarse de una forma indirecta (pero patente) en la formación del estudiante, en su presentación y en la tesis misma. ¿Cómo nos fue?

Predefensa

Ya os dije que para mí el peor periodo como doctorando, a pesar de todo lo que se descubre en él, es la escritura. Personalmente también ha sido lo más delicado como director. Hay que encontrar un compromiso difícil de alcanzar entre el tiempo que queda (normalmente escaso) y la calidad que se espera de una tesis (normalmente alta). En este caso concreto, siguiendo el modelo europeo, ha sido una tesis de tres años, lo que lo complicaba aún más. En el proceso de escritura y correcciones se mezclan muchas emociones, pero hay una dominante: el estrés; a veces incluso la ansiedad. Esta fase puede llegar a desesperar tanto a unos como a otros, y es clave mantener la calma y el ánimo incluso en los mejores casos.

Afortunadamente teníamos a nuestro favor una gran ventaja: llegábamos a esta parte con los trabajos cerrados y publicados. Eso garantiza un 80% del éxito, porque no hay que crear de cero la tesis, sino que basta con moldearla. Moldearla, eso sí, lleva su tiempo y me permito un consejo a aquellos que estéis cerca del final: no despreciéis la introducción. Es algo que a menudo se trabaja poco en los artículos, pero que ayuda mucho al tribunal a situar el contexto y la importancia de vuestro trabajo, y además aprenderéis mucho al hacerla.

Con el manuscrito acabado, el otro caballo de batalla es la presentación. Cuesta mucho comprimir la tesis en 45 minutos, y a diferencia de lo que pasa en los congresos de especialistas hay que gastar cierto tiempo en explicar por qué has hecho esa tesis, que suele ser algo difícil porque para ti, como doctorando, no hay otra tesis. Pero la presentación es algo que suele estar muy bien elaborado porque se ensaya bastante (salvo en casos extremos como el de mi amiga Gema, que nos confesó el otro día que se desamayó en algún ensayo… =).

Defensa

Aunque mi visión de ese día estará necesariamente sesgada porque es la primera vez que soy «padre» (desde un punto de vista académico), la defensa la viví con bastante tranquilidad, la tranquilidad que da la satisfacción del trabajo bien hecho. Tras la presentación comienzan las preguntas y es donde las tres visiones (doctorando, tribunal y director) cambian mucho de perspectiva… El doctorando busca la mejor defensa, que no suele ser un buen ataque a pesar de lo que diga XKCD. El tribunal siempre busca muchas cosas, desde la madurez en las contestaciones, o el conocimiento de tus datos y experimentos, hasta la profundidad alcanzada en la comprensión de los conceptos. En el día de la tesis uno de los miembros comentó:

Yo creo que estás preparado para ser doctor cuando controlas el tema hasta tal punto que te sabes los artículos por el título.

¿Y cómo se viven las preguntas como director? Pues yo ese día tuve varias reacciones. Por un lado tuve pensamientos de «mierda, tenía que haberme dado cuenta», cuando se mencionaron fallos en el manuscrito que se te pasaron por alto y que, aunque inevitables, dan mucha rabia. Por otro están las de «mmmm, eso es interesante y no lo habíamos pensado». Un buen tribunal suele arrancar siempre algunas de ésas. También están, por supuesto, las de «muy buena respuesta, yo no lo habría dicho mejor». Y por último están las preguntas en las que te gustaría saltar de la silla e intervenir pero tienes que morderte los labios. Afortunadamente no hubo muchas así… =D Creo que cuando el turno de preguntas es largo denota algo positivo: que tanto tribunal como doctorando están disfrutando de la discusión. Esta vez hubo dos horas de preguntas así que se puede decir que fue bien.

Como curiosidad, el presidente del tribunal abrió un debate llamativo y que os dejo para pensar: ¿cuándo debería quedar oficialmente registrada una tesis? La idea de fondo es que en muchos países la tesis registrada no es la que se presenta antes de la defensa, sino que hay un periodo de correcciones posterior en el que se pueden enmendar gran parte de los errores de la memoria original, pero en España eso no es así por lo general.

Puerta cerrada

Éste es, seguramente, el único momento en el que de verdad los directores tenemos un papel importante: cuando nos reunimos con el tribunal antes de su decisión final. Te sirve para tomar el pulso y conocer sus impresiones más directa y sinceramente. No lo había vivido nunca en primera persona, y puedo deciros que es emotivo, puesto que suelen pedirte tu opinión del doctorando y te toca hablar de una persona con la que has trabajado, convivido, y a la que le has entregado gran parte de tu tiempo y experiencia. Espero haberlo hecho bien.

¿Cum laude?

Sabía que me lo preguntaríais… El cum laude se vota en secreto, así que no seáis impacientes: os respondo la próxima semana.

@DayInLab