Esta semana el blog explotó cuando publiqué la entrada Una puta mierda. Fue una reacción en cadena de solidaridad y apoyo por la que quiero agradecer a todos y cada uno de los que hicisteis clic, o pusisteis un comentario, o se lo contasteis a alguien por la calle, o lo reblogeasteis, o simplemente lo leísteis… No sabéis la emoción que sentía cuando viajaba en el tren camino del laboratorio y veía vuestra lluvia de mensajes y no me daba tiempo a responder. Recordaba sin cesar esa frase de Eduardo Galeano:

Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo.

No sé en qué acabará todo esto pero, sea como sea, vuestra respuesta ya es una victoria y nos da fuerzas para seguir luchando contra este sistema ridículo. Seguiremos jugando, aunque no nos den las mejores cartas, aunque nos escondan las reglas o las cambien por el camino. Seguiré creyendo en esos estudiantes que quieren aprender y que lo dan todo, en aquellos que siguen pensando, como yo, que la Ciencia no sólo es hermosa, sino que es lo más valioso que tenemos para mejorar la humanidad.

Repercusión de «Una puta mierda» en la últimas 72 horas

A esas 35000 personas de España, a los 1200 del Reino Unido, a los 800 de Estados Unidos, a los 390 de México, a los 120 de Colombia, a los 64 de Japón, a los 56 de Australia, a los de Nepal, Kenya, Etiopía, ¡al tipo que vive en Burkina Faso!, y hasta el que miró la entrada desde Mahoré (seguramente mientras tomaba un daiquiri en la playa)… A todos, de corazón: ¡GRACIAS!