El examen tipo test de una sola letra (al estilo «loco Iván»)
Los exámenes tipo test han sido siempre una pesadilla para los estudiantes. Por lo general producen bastante estrés por la mezcla entre el tiempo limitado para acabarlo y la presión de contestar mal. Este año me ha tocado hacer varios en mi asignatura y he descubierto que también es una pesadilla para los profesores, porque no es fácil pensar preguntas equilibradas donde la respuesta correcta no sea muy evidente, ni muy retorcida, y que además permita saber si el concepto está realmente bien comprendido. Por poner un ejemplo, en uno de mis exámenes tuve que cambiar una pregunta porque me quedó algo como «no es falso que la respuesta que dice que no es independiente de la temperatura sea incorrecta».
Elaborar estos exámenes es todo un arte, especialmente si se quiere compensar el efecto del azar restando por respuestas incorrectas o permitiendo múltiples respuestas. Yo me decanté por hacer exámenes con una única respuesta correcta y no restar, porque en años anteriores eso había supuesto una epidemia de suspensos y, lo mejor de todo, de notas negativas. Como es lógico, descubrí en mi primer examen que por este método hasta el que peor lo hace, por mero azar, consigue sacar unas 3 preguntas bien (de 12). Así que digamos que todo el mundo parte de un 2.5, y puede ir subiendo de ahí para arriba. Eso sí, tiene la ventaja de que nadie se traumatiza porque no hay ceros, pero tiene el inconveniente de que con un poco de «suerte» o «intuición» resulta fácil aprobar sin merecerlo (en muchos casos se pueden reducir las respuestas posibles a dos).
Aunque lo más divertido de los exámenes tipo test suelen ser las estrategias de lógica aplastante que se utilizan (y que por supuesto yo también usaba cuando era estudiante):
- «Ante la duda la más larga tiene que ser la correcta»
- «Las respuestas que tengan las palabras «siempre» o «nunca» son falsas»
- «No puede ser otra vez la (b) porque ya llevo tres seguidas con la (b)«
Incluso con una única respuesta correcta, el contraataque a esas estrategias por parte del profesor puede venir con las famosas respuestas:
- «Ninguna de las anteriores es correcta»
- «Todas las anteriores son correctas»
Sin embargo, en mi segundo examen decidí que iba a luchar de otra forma contra el azar. Quería que quien respondiera bien tuviera que estar seguro de la respuesta, así que intenté romper las estrategias habituales con algo inesperado: puse todas las respuestas en la misma letra. Tenía dos modelos (A y B): en el modelo A todas las respuestas correctas estaban en la (b) y en el modelo B todas las respuestas correctas estaban en la (a).
Así que me lancé a hacer lo que en el argot de submarinos se llama una maniobra «loco Iván» (un giro imprevisible para ver si te persiguen). Como comprenderéis, este pequeño experimento social (tengo que confesar que siento debilidad por ellos) tenía también otra gran ventaja: la corrección del examen es rapidísima =D. Pero tenía el riesgo, eso sí, de que alguien se diera cuenta del sistema y sacara un 10, lo que me planteaba un dilema moral. No obstante, ¿realmente pensarías como estudiante que un profesor te ha puesto todas las respuestas en la misma letra? Y de ser así… ¿no merece un 10 un estudiante que se dé cuenta de eso y esté tan loco como para contestar con la misma letra todo? Puesto que el examen en realidad cuenta muy poco en la nota final decidí seguir adelante.
¿Queréis saber qué sucedió? Por supuesto, yo mantuve mi cara de póker como si fuera un examen normal, pero esperando que hubiera miradas extrañas hacia mí. No ocurrió nada de eso. Como anéctoda os diré que el que menos tardó en entregarlo lo hizo en 4 minutos, pero no, ése no se dió cuenta de que todas estaban en la misma letra; sencillamente se aburría. De hecho, lo más sorprendente de todo es que prácticamente nadie se dió cuenta de que las respuestas eran siempre la misma letra. Al contrario, lo que creo que sucedió en la mayor parte de los casos es que se fallaba una o dos preguntas intermedias que rompían la racha, y eso hacía que no notaran el patrón. Sólo alguien que respondiera en orden y tuviera las 6 primeras bien empezaría a sospechar… ¿Y el histograma de notas? Pues cambió bastante:
Curiosamente hubo un aumento de las notas muy bajas, y por primera vez hubo gente que únicamente respondió bien 1 de las 12. Es decir, se notaba mucho más los que no tenían ni idea con este método que con el antiguo, que era una de los efectos que buscaba. Lamentablemente eso hizo que también bajara el número de aprobados de 42 a 29, y que la media no fuera 5 sino 3.4. Otro resultado interesante es que las notas más altas (entre 9 y 10) no cambiaron. Es decir, los que son muy buenos siguen siéndolo con cualquier método, y creo que éste es un mensaje muy positivo.
No pretendo extrapolar los resultados y hacer una teoría psicológica de esto. Ha sido sencillamente una prueba para luchar contra el azar que, al parecer, ha dado algunos frutos. Pero cuando les confiese el próximo día lo que pasó creo que mirarán de forma diferente el próximo examen. Aunque no repetiré el patrón… ¿o sí? =)
P.D.: Por favor, si me he dejado alguna estrategia típica que vosotros usábais no dejéis de decírmelo y la incluiré. También podéis sugerime nuevos patrones de respuestas, pero no os puedo prometer nada…
#hoymeheacordadodeestaentradaporque había que responder verdadero o falso a la siguiente afirmación:
«Las fronteras de grano son EXTREMADAMENTE perjudiciales para la eficiencia final de las células de CuInGaSe2. El mayor tamaño de grano del material absorbente SIEMPRE produce LOS MEJORES rendimientos fotovoltaicos».
Era falsa obviamente 🙂
[…] con mis crónicas de examen, tengo que contaros lo que me ha pasado en el último que he hecho hace muy poco. Esta vez no sólo […]
Jajajjaja… es buenísimo!! Tan reales como la vida misma las «estrategias de lógica aplastante»… pobres ratones de laboratorio….
Jeje =*
El otro día me comentaron otra estrategia, que es muy conocida para los exámenes de matemáticas: la respuesta correcta es 0, 1 o infinito. (Especialmente útil en los casos de límites.)
[…] laboratorio, siento mucho interés por los experimentos sociales, tanto que alguna vez he realizado alguno en clase. Aunque hay muchos experimentos de este tipo (algunos piensan que para hacer un experimento social […]
[…] cosas han pasado… Esta última vuelta alrededor del Sol ha traído muchas emociones. Exámenes imposibles, muestras de cine, dietas burocráticas, sexo, drogas y PintOfScience, ideas que no valen nada, […]
[…] (a desarrollar). Ya os he comentado en algún otro momento el papel de la psicología en alguno de mis exámenes tipo test, y lo difícil que puede ser hacer un examen equilibrado. Una de las cosas que he aprendido es que […]
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[…] soy famoso por haber hecho un examen tipo test en el que todas las respuestas estaban en la misma letra, por lo que hay pocas cosas con las que pueda sorprender a mis alumnos, pero este año incluí esta […]
¡Buenas!
Me he encontrado con tu blog hace unos minutos y he leído varias entradas del tirón (me ha gustado especialmente la del dilema del prisionero).
Me he decidido a escribirte en esta entrada para preguntarte si has aplicado alguna vez la Teoría de Respuesta al Item.
Estoy estudiando pedagogía y aunque he intentado obtener los datos necesarios para poder realizar una investigación, no lo he conseguido.
La idea es que, teniendo un banco de preguntas y acumulando resultados, aplicar la TRI permitiría obtener información sobre la dificultad y el pseudoazar (la posibilidad de acertarla aleatoriamente) para cada pregunta, permitiendo así ir refinando el banco de preguntas y las pruebas objetivas en cada iteración.
¡No dudes en escribirme si estás interesado!
Hola. Gracias por tu comentario. Lo cierto es que nunca he llegado a aplicar la TRI en mis exámenes, pero investigaré más sobre su aplicación.