Ramón y Cajal, un oasis en el desierto

Ramón y Cajal, un oasis en el desierto

Fue como si me tocara la lotería. De hecho, fue bastante inesperado, casi como un milagro, aunque no en el sentido de Fermi: éste tenía menos del 20% de probabilidad¹. Yo era suplente y tenía muy pocas posibilidades de subir. De repente un mensaje extraño en el móvil. No entendía nada. Mi amiga Olga me acababa de decir que habíamos entrado en la lista: acababan de concederme un contrato Ramón y Cajal. La llamé corriendo. No me lo creía.

Modelo de la carrera investigadora en España (Fuente: FECYT)

Para los que no lo concéis el contrato Ramón y Cajal es, después de un largo recorrido de unos 10 años, prácticamente la única vía de estabilización para los científicos en España. Es la luz al final del túnel, el oasis en medio de un desierto de incertidumbre. Y para explicarlo con claridad dejadme que os cuente el modelo.

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Juego de Beca a Beca: otro modelo de la carrera investigadora en España. (Fuente: precarios.org)

En teoría, si eres buen estudiante la manera de entrar en la carrera investigadora es empezar la tesis con una beca de Formación de Personal Investigador (FPI) o Universitario (FPU). En mi caso fue una FPI (aunque yo no era tan buen estudiante… =). Mientras estás haciendo la tesis se puede decir que eres «feliz», en el sentido de que sólo tienes un objetivo: tu tesis. No me malinterpretéis, la tesis no es fácil, pero tienes preocupaciones de un tipo distinto. Ahora bien, en términos de carrera investigadora lo realmente difícil viene después, cuando acabas y empieza un mundo totalmente diferente: el posdoc (lo escribo siguiendo las sugerencias de ortografía en castellano).

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Fuga de cerebros

Hay muchas formas de hacer el posdoc, pero sea como sea se espera de ti que ganes eso que eufemísticamente denominan movilidad y que podéis llamar tranquilamente exilio científico. Así llamábamos a nuestras comidas de Navidad los compañeros de laboratorio: «comidas de exiliados», uno de Alemania, uno de Francia, otro de Estados Unidos… Cada uno movilizándose a su manera. Que quede claro que esta movilidad es muy positiva, realmente útil y necesaria. La única pega es que es forzada, y que después de estar fuera unos cuantos años algunos no vuelven más.

No estoy descubriendo nada con eso, lo sé. En muchos casos las condiciones laborales fuera son imposibles de mejorar en España. En otros no hay una forma fácil de regresar. La opción más deseada suele ser un contrato Juan de la Cierva (el que yo tenía hasta ahora), pero es un pequeño parche de dos años igualmente difícil de conseguir. El resultado es que el posdoc se convierte en una búsqueda permanente de trabajo, y resulta muy difícil aprovecharlo para investigar, porque dos años es aproximadamente lo que cuesta publicar un artículo empezando de cero en un tema.

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Genial viñeta sobre la esencia del posdoc. (Fuente: PHDCOMICS)

Así, después de una década en la investigación el callejón se va estrechando y la única opción en el horizonte para los científicos es el codiciado contrato Ramón y Cajal. Yo me siento muy afortunado por haberlo conseguido y se podría decir que eso me convierte en un ejemplo de que el sistema funciona, y que si sigues los pasos y trabajas duro encontrarás la recompensa. Sinceramente, creo que eso sería falso. El sistema funciona… pero en unos pocos casos. Cuando miro a mi alrededor sigo viendo un sistema que deja mucha gente valiosa fuera de España, y a científicos de nivel renunciando a seguir una carrera investigadora llena de vías muertas y problemas.

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Santiago Ramón y Cajal (1852-1934)

Me siento excepción, no regla. Cuando al día siguiente de publicarse la resolución tenía dos correos electrónicos de instituciones pidiendo que realizara mi trabajo allí, me sentía excepción. Cuando paso por los pasillos de la facultad y los compañeros se paran para decirme «enhorabuena, me alegro mucho por ti», me siento excepción. Y empezar el año con la tranquilidad de poder trabajar haciendo lo que me gusta, que es la Ciencia… me sigue pareciendo una excepción.

Pero como excepción me siento también obligado a deciros que sigáis persiguiendo vuestros sueños, que no siempre tienes que saber hacia dónde vas, que a veces lo importante es estar en camino, porque en ese camino pueden pasar cosas increíbles. ¡Feliz 2017!

@DayInLab


¹ Se dice que, cuando le preguntaron qué era para él un milagro, Enrico Fermi respondió: «cualquier cosa con probabilidad inferior al 20%». Las probabilidades de éxito en los contratos Ramón y Cajal varían de año en año, pero están alrededor del 10%. Para un estudio más detallado recomiendo ver la entrada ¿Qué opciones tengo de conseguir una Ramón y Cajal?