Cum laude: los dos lados de una tesis
Hay pocos momentos en la vida de un científico como el día de la tesis. Hace ya más de cinco años que defendí la mía, el 9 de julio de 2010, pero sigo guardando un recuerdo imborrable de ese día. Hace poco lo he revivido porque me ha tocado ser miembro del tribunal (¡en dos tesis!). Así que os escribo esta entrada porque por primera vez puedo contaros los dos lados de la tesis: como doctorando y como doctor.
Desde el punto de vista académico la defensa de la tesis no tiene comparación con nada porque el título de doctor es el máximo reconocimiento que puede otorgar una universidad. No se puede ser más que eso. Cuando te otorgan ese grado están reconociendo que ya no puedes ser considerado como un estudiante nunca más, que has alcanzado un nivel tan alto en tu formación que eres capaz, no sólo de hacer las preguntas correctas, sino de buscar las respuestas con todas las armas del conocimiento a tu alcance.
Pero, por supuesto, cualquiera que haya hecho el doctorado sabe que es mucho más… Hace poco hablaba con un alemán que hizo la tesis en España y al preguntarle qué había supuesto para él hacer el doctorado respondió:
Ha sido la parte más importante de mi vida. Luego he tenido éxito profesional en los negocios, pero nunca he vuelto a vivir algo como aquello.
Porque además de una lucha científica, la tesis es sobre todo una lucha personal: es algo que te cambia la forma de ser y de pensar. Y eso hace que el día de la tesis no sea indiferente para nadie. Pero quizá muchos no sepáis cómo se vive por dentro así que de eso va esta entrada… de un día de tesis.
La escritura / La lectura
Antes del día D hay que contar un proceso muy importante: la escritura. Es, seguramente, una de las peores partes del doctorado. Cuando llegas a este punto ya has conseguido los resultados, has publicado tus artículos, y tienes claras las ideas… Una por encima de todas: quieres acabar ya. Para entonces seguramente hayas descubierto que una buena tesis nunca puede estar realmente acabada, pero no te importará porque sabes que hay que cerrarla en algún momento. Y para ser doctor tienes que ponerlo todo en un ladrillo que, a buen seguro, superará las 2oo páginas. Es un proceso largo de correcciones, de momentos en blanco, de dudas y cansancio. Se puede decir que desapareces del mundo real por unos meses. No existen los fines de semana ni las fiestas. Te acuestas y te levantas pensando en la próxima frase por escribir… es como estar enamorado.
Sin embargo, en mi caso descubrí que tiene una cosa muy buena. Hasta que no te pones a escribirlo todo no descubres que te faltan cosas por aprender. Te das cuenta de que diste por sabidas muchas cosas que ahora, al tener que explicarlas, no resultan tan fáciles. Porque como dice una famosa frase atribuída a Einstein: «no entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela«. Así que después de todo agradecí tener que hacerlo.
Como miembro del tribunal, sólo rezas para que la memoria no sea demasiado larga y que sea clara. La lectura exige bastante atención porque hay que encontrar los puntos delicados, los errores, o las partes inexplicadas que luego acabarán siendo tus preguntas. Aunque es fácil saber la calidad de un trabajo con sólo unas pocas páginas, hay muchas, muchas cosas importantes de una tesis que nunca quedan escritas, y por eso la charla y las preguntas juegan un papel tan importante el día de la tesis.
La charla / Las preguntas
Si los nervios no te lo impiden, la charla de la tesis es uno de los mejores momentos del día porque es cuando puedes mostrar todo el fruto de tu trabajo, tus días (y noches) de experimentos reflejados en pequeños puntos experimentales, puntos que peleaste mucho por conseguir… y por entender. Recuerdo que en la tesis de mi compañera Gema, al ver una gráfica en la pantalla se le escapó el comentario: «¡Es que fijaros qué bonito!«. Creo que hay que llegar a este momento con esa pasión aún intacta para poder disfrutarlo al máximo.
Por supuesto, después de la charla llegan las preguntas, donde toca enfrentarse cara a cara al tribunal. En esta parte el tiempo se vive de formas muy diferentes a ambos lados. Como doctorando a punto de culminar sólo deseas que haya pocas preguntas y que sean indoloras. El tiempo pasa muuuuuuuuy lento. Como miembro del tribunal no tienes prisa y, si sientes que tienes que acabar tu turno, es únicamente porque hay que dejar hablar al resto. Es, desde luego, la parte decisiva para demostrar el nivel alcanzado como científico. Digamos que es donde te juegas el «cum laude«, porque yo jamás he visto una tesis que no obtuviera el sobresaliente (aunque las leyendas urbanas dicen que hay algunos notables por ahí =).
Como miembro del tribunal tengo que confesar que siento debilidad por las preguntas poco convencionales. Porque las preguntas científicas están claras cuando lees la tesis, pero como he dicho antes hay mucho que no se escribe en la memoria final, aunque se sepa que ha pasado y que ha sido probablemente fundamental en el proceso de aprendizaje. Por poner un ejemplo, recuerdo que en la tesis de mi compañero Fernando le preguntaron por las imágenes que había conseguido de dislocaciones en sus muestras. El confesó que, tras meses intentándolo todo para ver las dislocaciones al microscopio de fuerzas atómicas, sólo consiguió una buena imagen al limpiar sus muestras ¡con desengrasante KH7!
Para mí esos momentos de la tesis son mágicos porque demuestran que has perseguido tu objetivo científico hasta hacer lo imposible o lo impensable, y por eso una de mis preguntas favoritas es: ¿de qué te sientes más orgulloso? Porque siempre hay un experimento, una figura, una muestra, una imagen (como en el caso de Fernando) por la que luchaste tanto que sabes que para ti fue trascendental. Por si sentís curiosidad de lo que estoy más orgulloso de mi tesis es de esta figura:
Fue un experimento muy complicado de canalización iónica en el que tenía que viajar por un plano cristalográfico durante más de 70º, sin salirme de él. Para resumirlo: es como si te dijeran que andaras a ciegas en línea recta desde un extremo a otro de un campo de fútbol sin desviarte más de 10 cm. Tardé dos días en hacerlo, pero sobre todo, tardé más de dos años en entenderlo e identificar todos los ejes del cristal. Este tipo de cosas no se pueden explicar en ninguna memoria de tesis, pero para mí tiene un valor inmenso porque representan lo mejor de la ciencia.
Pues bien, salvado el turno de preguntas del tribunal está el cinematográfico momento de «¿Hay algún doctor en la sala que quiera hacer una pregunta?» Es, problablemente, una de las pocas veces en las que ser doctor te da un derecho que no tienen los demás, pero sólo he visto aprovechar ese derecho en una ocasión: y sí, fue en mi tesis. Así que no despreciéis este antiguo protocolo, porque a veces la gente hace uso de él.
La puerta cerrada
Hasta aquí todo el acto es compartido por doctorando, tribunal y público, pero después de las preguntas el tribunal tiene que deliberar y llega la sesión a puerta cerrada. Tengo que confesar que tenía curiosidad por estar dentro y no fuera de la sala en ese momento, y por fin lo he podido vivir para contároslo. Normalmente antes de la deliberación se habla con los directores de tesis para cruzar impresiones, saber más de la evolución del doctorando, su actitud, su progresión… esos detalles importantes no escritos. Se aprende mucho en esa charla.
Después el tribunal se queda a solas y llega el momento de la verdad. ¿Queréis saber lo que pasa entonces? Voy a romper el mito pero como tengo que ser sincero…: papeleo. El 90% del tiempo que el tribunal pasa a solas lo hace rellenando el papeleo, firmando documentos y acabando informes. Porque acordar la nota es algo que, salvo en casos muy dudosos, se hace instantáneamente. Antes podía existir más debate porque el tribunal tenía que ponerse de acuerdo también para el cum laude. Pero con las nuevas normas, pensadas para evitar que todo el mundo sea cum laude (cosa que me parece bien porque un reconocimiento pierde su valor si todo el mundo lo tiene), la votación del cum laude es secreta, así que no hay necesidad de debatir sobre ese punto.
La puerta abierta
Una sutil puerta abierta suele delatar que el tribunal ha acabado su trabajo: el de deliberar y, sobre todo, el de rellenar los informes. Es el momento del veredicto, que ha perdido mucha emoción porque ahora la decisión sobre el cum laude no se sabe el mismo día de la defensa (al menos en las universidades en las que he estado). A pesar de todo, es el momento de disfrutar los aplausos y de las lágrimas, si toca. En mi caso también disfruté de un regalo especial porque todos mis compañeros de laboratorio me firmaron una camiseta, algo que se repetiría algunos años después sobre una pizarra.
La comida
¡Y por fin la comida! Es un momento fantástico, no sólo porque suelen ser verdaderamente buenas, sino porque también sirve para hablar francamente con todo el mundo, sin protocolos ni categorías, y es una comida en la que se habla más del futuro que del pasado. La tradición marca que el nuevo doctor vaya con el tribunal y, al parecer, también que la comida se retrase, porque en la última que estuve llegamos tan tarde que casi cierran la cocina del restaurante.
Valió la pena, porque gracias a que nos retrasamos pude ver uno de los mejores atarceres del país <3. Casi no llego a coger el tren por eso, pero ojalá todas las tesis acabaran así…
@DayInLab
P.D.: Si tenéis anéctotas para contar de alguna tesis en la que hayáis estado os animo a contarlas en los comentarios…
[…] un número. Será fácil a partir de ahora, porque tú próxima nota vendrá con letras y será un cum laude. […]
[…] que después de este tiempo, el cum laude y las intensas emociones del día de tu tesis se habrán diluído, pero los voy a recordar de nuevo […]
Yo estuve hace poco en la d mi hermano el es una persona trankila nunca se altera, pero ese día cuando estábamos esperando por fuera lo estaba pasando fatal y yo lo miraba y creo k lo pasaba peor k el le dieron sobresaliente doctor internacional y hoy le han dicho k tbien tiene el cum laude ( ingeniería informática estudio)
Muchas gracias Yolanda. Me alegro de que fuera tan bien. Espero que esta entrada ayudara a calmaros en la tensa espera.
Este año espero defender la mía, y sinceramente me cuesta muchísimo plasmar en un papel las cosas que he vivido o visto a lo largo de la investigación. Gracias por mostrar una cara más amable de la defensa de la tesis, porque me asusta lo más grande.
Mucho ánimo y suerte. Es un día para disfrutar así que mi consejo es que trates de vivirlo al máximo. Con respeto, pero sin miedo.
Me encantó tu blog! Retratas fielmente todos los estados de una tesis. Yo defendí la mía hace poco tiempo, y la verdad es que fue un momento muy memorable. Fue la cúspide de mi formación académica, y la verdad, me hubiera encantado disfrutarla más. Hoy estoy en el paro, y echo de menos la vida de «estudiante». Puedo saber en dónde hiciste tu doctorado? Un abrazo!
Muchas gracias, Will, y enhorabuena por tu doctorado. Espero que encuentres trabajo pronto. El mío lo hice en Universidad Autónoma de Madrid, pero de eso ya hace mucho… =D
[…] Ahora bien, en términos de carrera investigadora lo realmente difícil viene después, cuando acabas y empieza un mundo totalmente diferente: el posdoc (lo escribo siguiendo las sugerencias de […]
Agradezco por compartir tus experiencias, supongo que esta visión se obtiene con el paso del tiempo ya que en el momento de la defensa todo esta inundado de nervios y mas nervios.
Me gustaría preguntarte si, una vez obtenida la calificación cum laude, es adecuado contactar con los miembros del tribunal para agradecerla, especialmente a los que vinieron de fuera.
Hola Antonia. Creo que no está de más escribirles y es un bonito detalle agradecerles la mención y el viaje, desde luego.
Así lo haré y aprovecho para continuar en contacto.
Muchas gracias
[…] obstante, si de verdad hay algo que da juego en un artículo científico, al igual que en las tesis, son los agradecimientos. Es una sección que permite muchas libertades y donde se encuentran […]
Pues yo soy uno de esos gafes, de los de la leyenda urbana -plasmada en la práctica- del notable el día de la lectura de la tesis. La lectura en sí duró varias horas, fue como un larguísimo linchamiento, ensañándose con golpear en el suelo el tribunal a un adversario (yo), ya noqueado, y recuerdo ese día como uno de los peores de mi vida, junto con los de la muerte de mis dos padres, o cuando sufrí hundiéndome a cada paso que daba en la nieve, en la frontera con Francia (y renegando de haber nacido), subiendo las montañas pirenaicas en el servicio militar obligatorio, o cuando me expedientaron en el trabajo en 1993. Después de 1.600 páginas de tesis, «muy bien redactadas» según la directora de mi tesis, y de decirme dicha persona que estaba «para cum laude», lo risible fue que nada me salió bien el día de la lectura. Me pusieron de vuelta y media, de delirante, de plagiador (mi tesis está colgada en Internet desde hace 9 años y no me han demandado hasta ahora, por cierto). Lo dicho: Un linchamiento de película del Far West, de Raoul Walsh. La comida con los del tribunal me sentó a veneno (por cierto, pasaron de hablarme o de dirigirse a mi en el transcurso de la misma), tuve ardor de estómago esa noche, no pegué ni ojo, venga pegar vueltas en el sofá de casa de mis padres, y lo dicho, sólo recuerdo como más triste cuando se me murió mi padre 5 años después, o cuando se me murió mi madre entre mis brazos.
¡ Se me olvidaba otra de las «jocosas» ocurrencias que me acontecieron en mi gloriosa carrera de gafe. Fui seleccionado, por mi campo de investigación, para una estancia de Becario Erasmus, en la «Sapienza», la Universidad de Roma. Me lo monté de tal manera que al segundo día de estancia en Roma, llegué un Viernes por la tarde y esto aconteció el domingo por la mañana, paseaba yo por el Istituto Italo-Africano, por una zona residencial del norte de Roma, de chalets, adosados, hoteles… no pasaba ni Cristo por la calle en domingo por la mañana. Me robaron los ocupantes de un coche que paró junto a mí -yo estaba en la puerta de la sede central del Opus Dei, repito es una zona retratada por Nanni Moretti en «Caro Diario»- y se me llevaron varios millones de liras, el monto total de mi Beca Erasmus. Tuvo que venirse mi padre desde España y ponerse a trabajar para «rescatar al niño» (o sea,yo») y que éste no feneciera. Vamos, que lo mío es una carrera de despropósitos. A la vuelta a España, a los seis meses me abrieron un expediente disciplinario por falta grave en mi trabajo, por el delito de ¡acudir como ponente a un congreso internacional¡.
Qué mala suerte has tenido, ya lo siento. Yo he visto tesis que han sido auténticos truños y se han llevado cum laude, no es justo. Ánimo, lo que importa de verdad no es la nota (que ya sabemos la mafia que hay detrás) sino haber sido capaz de terminar.
Uff Manel! Vaya historia! De miedo!
Muy interesante la lectura. Yo espero ir en breve (días). Quería hacerte una pregunta…, he leído que es costumbre tener alguna atención (regalo) con el tribunal y con tus directores de tesis. Lo de los directores de tesis lo puedo entender. Como has estado en los dos lados, ¿eso es cierto?. Muchas gracias
En España a los miembros del tribunal no se les regala nada. Se les invita a la comida, y nada más.
Hola
Muchas felicidades
Pase por este proceso hace algunos años ya
Me ha gustado mucho el documento. Es muy. Claro e interesante
Se lo daré a mis estudiantes para que lo lean como parte de su proceso formativo
Muchos saludos
el viernes defiendo la mía y este texto me ha transmitido lo que será aquello, buen trabajo
han sido muchos años y he tenido que superar problemas no siempre científicos, muchas noches malas y bajones que espero acaben en 6 dias
Suerte y Cum Laude =D
Felicitaciones por el blog, yo estoy a un paso de mi defensa, me has hecho vivir ese momento. Que tiempo se dispone para hacer la defensa.
Mucha gracias y buena suerte. Normalmente son 45 minutos de presentación y aproximadamente una hora de preguntas.
[…] sentados?) por los miembros de mi tribunal y mis directores. Yo no necesito ningún acta de mi cum laude: tengo sus firmas en mi tesis. Una tesis, por cierto, escrita en inglés, porque hay muchas formas […]
Estoy pasando por uno de los días más bonitos de mi vida. Ayer defendí la tesis y fue increíble. 5 años de trabajo cargado de emociones contradictorias.
Tengo una duda sobre el procedimiento, post defensa. Cuándo se sabe si te han otorgado » cum laude»?
Enhorabuena Yolanda. El procedimiento puede depender ligeramente de la Universidad. Lo habitual es que el voto sea secreto y que se abra en otra sesión diferente a la de la defensa de tesis. A veces se dice el mismo día, y a veces hay que esperar a que lo decida la comisión de doctorado una semana después.
Me ha gustado mucho tu relato y me ha puesto muy nostálgica. Yo he defendido la mía hace ya 9 años. Y si, como dices, ha sido la mejor etapa de mi vida. Hacer la tesis te cambia entera. Es como que la vida se divide en un antes y un después.
[…] el doctorado en España lleva de media unos 5 años (el mío estuvo dentro de esa media), y ése es aproximadamente el periodo del Co-60, un isótopo sintético […]
[…] que hemos hecho el doctorado nos hemos preguntado esto alguna vez… ¿para qué va a servir mi tesis? En muchos momentos uno siente que lo que hace no tiene ninguna transcendencia, que nadie lo […]
[…] de las entradas que más se leen del blog es Cum Laude: los dos lados de la tesis. En ella os conté cómo se vive el día de defensa de tesis desde dos lados muy diferentes: como […]
[…] de las entradas que más se leen del blog es Cum Laude: los dos lados de la tesis. En ella os conté cómo se vive el día de defensa de tesis desde dos lados muy diferentes: como […]
Defendí mi tesis en España y ahora en Portugal de postdoc estoy conociendo un sistema bastante más «duro», aunque con sus peculiaridades como en todos los países.
En España diría que el acto de tesis se ha ido devaluando a un acto, un trámite; especialmente desde el momento en el que casi todas las tesis son por artículos, y realmente hay poco que discutir (ya lo han hecho unos revisores previamente). En mi caso, fue un trámite, que dio para conversar un poco, pero poco más. La tesis tenía 8 capítulos, siendo 6 de ellos papers ya publicados, otro en minor revisions y otro a punto de ser enviado, pero que apenas cambió después en el paper final… y de la introducción salieron 2 capítulos de libro, a posteriori. Poco hay que conversar. En algunas sí que he visto un poco más de discusión, pero las que me tocó asistir suele o solía ser poco y en ocasiones se dejaba para la comida.
Desde luego, a esto también ayuda que tanto el doctorando como los directores puedan elegir tribunal.
—
Desde hace 1 año estoy de postdoc en Portugal. Aunque ya conocía el sistema por estancias previas, ahora lo he ido conociendo un poco más en detalle al tocarme actos de tesis en el grupo de investigación o por conocer casos de personas que trabajan conmigo.
Digamos que allí tienes mucho menos tiempo de exposición, escasos 30 minutos. Durante la tesis, el doctorando tuvo que hacer una exposición de lo que lleva de su tesis ante el comité científico del programa de doctorado («ano probatório»), que es mucho más duro que el tribunal de una tesis. Una vez depositada, la facultad elige a un tribunal, aunque depende bastante de las universidades porque puedes orientar para elegir a alguno de los miembros.
Sin embargo, allí está mal visto que un miembro del tribunal (entre 5 y 7 personas y del que también forma parte el director principal de la tesis) hable menos de 50 minutos, especialmente si es el «arguinte», normalmente una persona de fuera de la universidad que es la que hace todas las preguntas del mundo, tanto lógicas como estúpidas. Como resultado, todos los miembros del tribunal se acaban viendo la tesis al detalle para decir las comas que te faltan, o si hay una errata, o si una figura podía ser más bonita… aunque sea un paper publicado en un Q1.
[…] que hemos hecho el doctorado nos hemos preguntado esto alguna vez… ¿para qué va a servir mi tesis? En muchos momentos uno siente que lo que hace no tiene ninguna transcendencia, que nadie lo […]
[…] el doctorado en España lleva de media unos 5 años (el mío estuvo dentro de esa media), y ése es aproximadamente el periodo del Co-60, un isótopo sintético […]
[…] era su directora. Y como en cualquier otra tesis hubo presentación y preguntas del tribunal y puerta cerrada. Y como en cualquier otra tesis se comieron canapés al acabar y hubo regalos, regalos que en esta […]
[…] Ahora bien, en términos de carrera investigadora lo realmente difícil viene después, cuando acabas y empieza un mundo totalmente diferente: el posdoc (lo escribo siguiendo las sugerencias de […]
[…] 9 de julio de 2010 defendí mi tesis doctoral, así que hoy hace 10 años exactamente desde que soy doctor. No es que el doctorado sea […]
[…] 9 de julio de 2010 defendí mi tesis doctoral, así que hoy hace 10 años exactamente que soy doctor. No es que el doctorado sea algo […]
[…] porque no soy un ingenuo me gustaría recordar que el título de doctor se otroga por hacer un avance significativo, propio y original del conocimiento. Ese título no […]
[…] llamarlos directamente superposdoc. En mi caso he tenido tres contratos diferentes desde que me doctoré, así que podríamos decir que sólo soy un posdoc del […]
Buenas tardes,
Ayer defendí mi tesis. Esta es una entrada antigua, pero la siento igual de viva que si se hubiera escrito ayer.
Es tal cual lo reflejas, ojalá hubiera encontrado esto antes de ayer!! Porque llegué atacada de los nervios.
Ni todos los doctorandos son iguales, ni todas las tesis (lógicamente); pero el arduo trabajo que supone conseguir este título a través de la entrega de trabajo y documentos en fechas a término/ papeleo y requisitos varios/ años de preparación/momentos de sinsentido/ momentos de felicidad/ y un sin fin de cosas que entraña sacarse un título de tal magnitud… Son comunes a todos los que hemos pasado por esta experiencia.
En este país, uno se saca una tesis y con suerte trabaja en buenas condiciones en una Universidad (si lo consigue -tengas o no cum laudem-).
Yo me imaginé que el Tribunal sería inquisitorio, pero nada más lejos de la realidad. Fue un momento en el que ves reconocido tu trabajo, al menos por algunas personas, y, de repente, todas aquellas noches sin dormir dejan de ser un recuerdo malo.
Mi tesis era por compendio, como dicen por aqui, me dijeron que poco tenían que evaluar, pero las apreciaciones que me hicieron, propuestas de líneas de investIgación para futuras investigaciones y las reflexiones sobre el tema de mi tesis me hicieron sentir muy reconfortada.
En la comida de rigor pude ver cómo era la vida de un académico, las historias basadas en sus experiencias fueron también parte de ese proceso de aprendizaje.
Faltaría la segunda parte de este artículo, ¿y después de la tesis qué? Sin lugar a dudas una experiencia maravillosa que viene a significar EL COMIENZO de un camino, todo lo contrario de lo que opina mucha gente ajena a la Universidad.
Gracias por tu publicación, muy fiel a la realidad.
Buenas tardes, al igual que la entrada anterior, aunque el post es de hace varios años, lo he leido en este momento porque en cuestión de dos 12 días defiendo mi tesis y veo que, yo al igual que otras muchas personas en esta misma situación, en los últimos días antes de la defensa buscamos alguna información que nos reconforte.
De modo que muchísimas gracias por compartir esta experiencia tan bonita.
Supongo que gran parte de las personas que habéis escrito aquí sois jóvenes que habéis seguido vuestra carrera universitaria hasta llegar a este momento del doctorado, por lo que tendréis entre los 25 o 35 años. Sé que esta idea es un poco simplista y generacionista, porque seguramente también habrá personas de otras edades, pero al leeros es lo que mi imaginación lectora interpreta. Mi caso es algo diferente, abandoné los estudios (y con los estudios quiero decir la EGB) con apenas 13 años, por situaciones familiares de fuerza mayoar que no vienen al caso. En esos momentos (años 80) y en ciertos lugares, provincias o zonas del país un niño o niña podía trabajar, de forma cladestina, pero trabajaba y ayudaba en la economía familiar cuando esta no era muy buena. Así pasé los siguientes 30 años de mi vida, trabajando y formando una familia. Durante estos años viví momentos buenos y malos pero muy intensos (la muerte de mi padre, mi boda, el nacimiento de mi hijo…) Con esto quiero decir que para mi los momentos previos a la defensa están siendo tan intensos como esas vivencias, en ocasiones malos y en ocasiones buenos, pero igual de intensos… Hay momentos en los que me descubro (a mis 56 años) muerta de miedo pensando qué hago yo aquí y qué necesidad tengo de este sufrimiento. Pero otras veces estoy tan orgullosa de lo conseguido académicamente desde que a los 42 años decidí retomar los estudios comenzando por la ESO hasta llegar (14 años despúes) a conseguir un doctorado (cruzo los dedos).
Espero y deseo que mi experiencia el día de la defensa se parezca aunque solo sea en una milésima parte a que nos has narrado (y vuelvo a cruzar los dedos).
Mil gracias y ya os contaré.
Un saludo a todos y a todas.